Luz Que No Se Apaga

         Ella, mi Faro en la Tormenta


Hay personas que aparecen en la vida sin previo aviso, como si el universo las enviara justo cuando más se necesitan. Así llegó ella. No traía capa ni corona, pero desde el primer momento supe que estaba frente a alguien extraordinario.


No es fácil describir lo que ha significado para mí. Estuvo cuando todo parecía derrumbarse, cuando el ruido de la tristeza era más fuerte que mi voz. Fue esa luz cálida que no exigía explicaciones, solo ofrecía abrigo. Su presencia no gritaba, pero lo decía todo. Con una palabra, una mirada, un silencio, sabía cómo sostenerme.


Ella no solo me escuchó, me entendió. Me enseñó que la verdadera fortaleza no siempre hace ruido. Me mostró que ser vulnerable también es una forma de ser valiente. Gracias a ella descubrí que incluso en los momentos más oscuros hay lugar para el amor, la esperanza y la reconstrucción.


La vida tiene maneras misteriosas de enseñarnos quiénes somos. Y a mí me lo enseñó a través  de ella.


 Porque algunas personas no llegan a cambiar tu camino.

Llegan para convertirse en tu hogar.



Comentarios

  1. Mucho gusto, Rafael.
    Qué bonito lo que escribe. Cuide de ese refugio de paz y amor. Un abrazo.

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